Ellas
Pongo atención en las mujeres. Viajan en moto, sujetas a sus hombres que calzan casco y chamarra. Ellas van atrás, sentadas de lado, sin más protección que su sari. Son las trabajadoras en las construcciones, cargan el material sobre sus cabezas, escarban con las manos. Trabajan como empleadas domésticas en las casas, escucho el sonido de sus tobilleras de plata. Venden fruta en la calle, se sonríen con mi color de piel, les devuelvo la mirada con un gesto de amistad. La belleza de algunas es impresionante, pobres o ricas, mendigas u oficinistas, sus rostros son una imagen que quita el aliento. Se pintan las manos con hena el día de su boda y cuando ayunan por sus maridos. Se arreglan con kajal y un bindi en el entre cejo. Ahora que empieza el otoño y un círculo naranja y dorado, enorme, ocupa el cielo de las mañanas y los atardeceres , pienso que el sol es el bindi del universo. Ellas portan el
Con quienes hablo se quejan de lo difícil que es ser mujer en esta sociedad, la violencia en la mirada de los hombres, lo poco protegidas y apreciadas, el no poder andar solas en las calles, el riesgo de ser atacadas y violadas si lo hacen. Las solteras se cuidan de declarar su estado: una mujer sin hombre vale muy poco o nada. En zonas rurales todavía las casan de 10 o 12 años. Tienen 11 hijos a los largo de su vida que no es de ellas sino de sus padres y luego de sus maridos y luego de sus hijos. De cualquier modo en todas las clases sociales y tradiciones lo más importante en la vida de una mujer sigue siendo el matrimonio y los hijos, que no el amor ni la relación de pareja, mucho menos el trabajo. Ese matrimonio, está claro, la mayoría de las veces no trae la dicha sino estatus y a veces violencia. Justo en estos días acaba de entrar en vigor una ley de protección de a las mujeres donde se dice que los maridos no tienen derecho a gritarles y que pueden ser castigados por ello. Nada que en México no sepamos.
Por supuesto que hay otras mujeres, las que abren camino, una ruta constantemente amenazada con volverse a cerrar. No me sorprende saber que la primera mujer médico y la primera mujer piloto indias fueron sikhs, la única religión de origen hinduista que sostiene que hombres y mujeres son iguales.
Las más modernas y de otra clase social visten jeans y gafa oscura, estudiaron en Estados Unidos o Inglaterra, se atreven con camisas sin mangas. Han roto la tradición: no viven con su familia, no están casadas y comparten apartamento con otras mujeres de su edad, como se hace en otros lados del mundo. Un nuevo referente en esta cultura. Son pioneras, tienen la valentía y el dolor que eso significa. Hace 10 años ninguna vestía de modo occidental. No me gusta que imiten otra moda. Pero cuando reflexiono pienso en mí, uso jeans y gafa oscura, mi mexicanidad no está en
Jaspreet es el nombre de una de mis amigas. Tiene 45 años y 20 de casada, su familia arregló su matrimonio, se casó el día después de conocer a su marido. Tiene dos hijos, una buena relación con su hombre y trabaja seis días a
Dicen que las mujeres somos la identidad de un país, lo que enseñamos, lo que vestimos, lo que pensamos, lo que cocinamos. Somos el mecanismo que origina y sostiene al mundo. En nuestro modo de ser y el modo como somos tratadas se expresa la evolución de una sociedad. Estoy de acuerdo. De la mayoría de las mujeres indias sólo se escucha su silencio debajo de las telas coloridas que las envuelven.
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